El acueducto que aquí se observa tenía como función llevar el agua al colegio. Este ducto se dividía en dos: el primero alimentaba la fuente del claustro de novicios y el segundo ingresaba al inmueble, pasaba sobre la cava y el frigorífico y terminaba en la fuente del patio de cocinas.
Los dos espacios de forma rectangular servían para guardar el vino y los alimentos que debían refrigerarse. El sistema de enfriamiento consistía en un acueducto ubicado entre las dos habitaciones que conducía el agua a la fuente del patio de servicio. La humedad filtrada al muro, las gruesas paredes de piedra y las puertas de madera que originalmente tenían, permitía la disminución de la temperatura. En el patio se localiza la fuente que surtía de agua a las cocinas y el reloj de sol que debió servir a los hermanos coadjutores para organizar sus actividades diarias.
En la parte superior de los muros se localizan dos relojes de sol verticales construidos en el siglo XVIII. Ambos conservan la numeración arábiga –que se lee de izquierda a derecha— y sólo uno la varilla conocida como gnomo o estilete que produce la sombra que indica la hora solar. Este instrumento mide el tiempo a partir del trayecto aparente del sol en la bóveda celeste, por lo que para su construcción fue necesario tener conocimientos de astronomía, geometría y aritmética.
Una vez que sonaba la campana para comer los jesuitas ingresaban al anterrefectorio para lavarse las manos. El sistema hidráulico del colegio permitía que el agua llegará hasta la fuente con tres orificios, permitiendo que varios religiosos la utilizaran simultáneamente. En el refectorio se tomaba el almuerzo, la comida y la cena en dos tiempos. Los horarios variaban dependiendo de la estación del año y del tiempo litúrgico. Mientras se ingerían los alimentos debían cumplirse las reglas de urbanidad y oír atentamente la lectura espiritual. En este espacio también se podía llevar a cabo alguna penitencia.
En torno al patio de cocinas se localizan diversas habitaciones que servían para este fin, así como despensa y panadería. La preparación de los alimentos estaba a cargo de un hermano coadjutor que desempeñaba el oficio de cocinero. El despensero debía distribuir lo necesario para la comida y mantener surtida la despensa; mientras que el refitolero era el encargado de limpiar el refectorio, cambiar los manteles y las servilletas, así como disponer las mesas, el agua y el vino.